Recientemente en un taller de cine que tuvimos en nuestra facultad, nos abrieron la mirada hacia “nuevas” producciones. “Nuevas” para algunos de nosotros, estudiantes uruguayos sin mucha idea de cine, sin más acercamiento al tema que el brindado por las grandes producciones de Hollywood y alguna película de Almodóvar; básicamente las que llegan a nuestras carteleras comerciales. Conocimos películas francesas “nuevas”, no tan comercializadas como Amelie, si no más bien L'Ecole (Innocence). También conocimos películas animadas japonesas como Ponyo que, por suerte, no eran el animé que mira mi primito, ni se trataba de niños de 10 años que tienen mascotas extrañas con superpoderes. Esta última película fue distribuida solamente en Japón y America del Norte.
A partir de estas nuevas visiones surgieron preguntas como ¿Quién elije lo que vemos? ¿Cómo podemos saber que estas cosas existen si nadie nos dice donde encontrarlas?
Nueve años después de que Castells evaluara la divisoria digital como punto de análisis del fenómenos Internet nos encontramos con una realidad que se asemeja a lo que él veía venir.
Efectivamente, nos encontramos en una situación en la cual en los países del Tercer mundo hay mayor conexión. Más lenta que en los países desarrollados, pero una conexión aceptable y mejorando rápidamente.
Creo que la divisoria digital hoy no se encuentra entre los países, como previó Castells acertadamente, si no en una escala de grupos socioculturales. No en la "conectividad técnica" si no en "la capacidad educativa y cultural de utilizar Internet".
Por más que hoy en día las trabas que un presidente y yo, joven mujer uruguaya, tenemos para armar un blog o perfil de facebook son las mismas, el acceso a los medios y a la información no lo es. Diferencia que se presenta también en ejemplos de personajes más terrenales, más cercanos entre ellos en cuanto a espacio, como por ejemplo un abuelo con conocimientos básicos de Internet y su nieto, o un joven chino y un joven indio. El problema hoy no es el acceso a Internet si no que en la diferencia en contenido y calidad de información a la cual los usuarios tienen acceso, y su capacidad de encontrar y seleccionarla.
Existen también redes científicas cerradas las cuales comparten conocimiento entre ellas, por lo tanto, la información no es tan democrática como se dice. Obviamente, apoyo al 100% el derecho de autor. Pero estoy en contra de creernos esa fantasía de que la información es democrática y de que hoy, gracias a Internet, “todos podemos acceder a todo”. No digo que este bien ni que este mal, simplemente que no es así, tan equitativo y libre como nos lo quieren vender.
Entonces, ¿quién elije que información llega a nosotros, usuarios? No son sólo los usuarios de países tercer mundistas los que se ven afectados por la divisoria digital. Por ejemplo, hoy 26 de octubre del 2010 en www.montevideo.com.uy el primer titular de “internacionales-mundo” es “Cuba va.- La Asamblea General de la ONU aprobó hoy por amplía mayoría una resolución que de nuevo pide el levantamiento del embargo económico y comercial que desde hace más de medio siglo Estados Unidos decretó en contra de Cuba.” Y en http://www.cnn.com/WORLD/ no aparece en el sector “Top World Stories” donde figuran 9 titulares haciendo referencia a Indonesia, Noruega, Iran, Iraq, Francia, Venezuela, entre otros.
Sin tener porque concentrarnos en posibles teorías conspirativas acerca de que esconden los políticos o enormes multinacionales (que no hacen más que esconder cosas que siempre escondieron y brindarnos la información que creen conveniente); podemos preocuparnos por que objetos culturales nos estamos perdiendo, situación que personalmente veo más factible que podamos cambiar.
“…de lo que se trata es de saber dónde está la información, cómo buscarla, cómo procesarla, cómo transformarla en conocimiento específico para lo que se quiere hacer. Esa capacidad de aprender a aprender, esa capacidad de saber qué hacer con lo que se aprende, esa capacidad es socialmente desigual y está ligada al origen social, al origen familiar, al nivel cultural, al nivel de educación. Es ahí donde está, empíricamente hablando, la divisoria digital en estos momentos”.
- Castells
Página de consulta: http://tecnologiaedu.us.es/revistaslibros/castells.htm
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